jueves, 25 de octubre de 2007

Plenitud


Van dejando las horas

una estela de signos poblados de ausencias

como espejos que acogen

mudos ecos que sueñan las voces borradas

y las sombras besadas de las bocas.





Que tu cuerpo me invade

con la doble canción de tus pechos de nieve

con el libre regalo

del suspiro de estrellas y del grito ardoroso

del placer invocado en sus deleites.





Y tu vida se llena

de los días cumplidos en jaez de sonrisas

de la luz liberada

por tus ojos que clavan herida que tiembla

inundando de viento almibarado.





Ya feliz es el tiempo

embriagado de ríos de risas y voces.

Y la sombra se viste

de regreso y de abrazo. Te miro brotando

hasta cielos, desnudos y eternos.

viernes, 19 de octubre de 2007

Nacer a ti


Voy a poblar el tiempo de rumores
vibrando en la marea de las luces
que tiñen de frescura los acentos
las tibiezas de dudas que amanecen
como frutos de carne inesperada.

Y viene tu boca hasta mi hondura
como sierpe de plata donde agrupa
su veneno de mentas demoradas
su abordaje que repta por mis labios
el amor sigiloso de traidores
alfileres de sombras asesinas.

Sobrevolar la muerte de los días
su cansado flotar sobre el recuerdo
para alzar el perfil enaltecido
la constancia de alas recobradas.

Sobrenadar el cielo de fingidas
nubes como retales deshilados...
¡Y abrazar tus palabras como cuerpos
de abundante y carnal geometría!

miércoles, 17 de octubre de 2007

Tiempo

Tu perfil enredado en el ramaje
feraz, salvajemente, hasta perderse
las caricias de líneas y de gestos.


La distancia de boca oscura y fría.
El tiempo que excava entre los gritos
la memoria de claustros derrumbados.

Y no acierto a encontrar tan solo un resto,
un espacio de anchuras imborrables,
la ocasión para el vuelo y su querencia.

No acierto. Es solo tiempo.
Tiempo cuanto me queda y me desangra.
Tiempo, sin más, como una mueca
que malogra sonrisas o deseos.


martes, 16 de octubre de 2007

Luz apagada



Eras la luz.
La incandescente forma del instante,
la fuga de palabras espoleadas,
el aire que desboca las miradas.

Eras la luz.

Y ya no eres.
El tiempo ha despoblado las caricias,
ha guardado los besos ya vacíos
en sus sótanos negros exiliados.

Y ya no eres
otra cosa que labios enviudados,
que mis manos insomnes, temblorosas,
que sabores de sombra enloquecida.

Eras la luz,
la inconfundible
amapola de cielos retenidos.

Eres la noche.
La oscuridad, la sólida costumbre
de la ausencia que yace deshojada.

La noche que me embriaga con quimeras
de amanecer remoto, como un viaje
hacia el tiempo imposible de los sueños.

jueves, 11 de octubre de 2007

Retorno de los días


Un día de esperanzas
lanzadas hacia atrás como palomas
que buscan los mensajes olvidados.

Recuerdos de los tiempos que llenaban
las blancas horas de la infancia alegre
los juegos ya cercados en las celdas
oscuras de la vida cancelada.

Y reír mientras saltas las casillas
del tablero que al cielo nos conduce
al instante de ángeles y nubes.

Y soplar con el viento lleno de alma
las llamas que coronan los pasteles.
Y soñar que no acaba nunca nunca
el soleado fulgor del día amado.