viernes, 31 de agosto de 2007

Vuelo y misterio




Vuelan tus ojos,

como palomas

sobre el recuerdo,

sobre sus hojas.

Danzan tus manos,
tan sigilosas,
sobre el deseo,
las dulces horas.
Y tu sonrisa,
llena de alcobas,
urde su nido
hecho de rosas.
Por desposarla,
mi boca roza
con mil suspiros
tu viva boca.
Y hay vuelo y baile,
luz que rebosa,
lecho sediento,
como una copa,
cuando me besas:
porque rebrotan
alas y labios,
risas jugosas.
¡Llama y misterio
cuanto me toca
con tacto cálido
de luz y sombra!

jueves, 30 de agosto de 2007

I stood by the unvintageable sea... (Desde un verso de Oscar Wilde)



Un mar invendimiable de estruendos
desgarra con furor las soledades
de la prisión y roca en que pretendo
transfigurar el cuerpo entre olivares.

Y no aparto la copa, rebosante
del solsticio lunar con que tu pecho
amaneció los vinos de mi sangre,
anocheció las aguas del recuerdo.

Ebrio de amores voy por la espesura
de memorias de muerte que me sacian
con vinagres de luz pisoteada.

Mi corazón, tus ojos lo traspasan,
lo maceran tus plantas como uva:
en oleajes rojizos me sepultas.


miércoles, 29 de agosto de 2007

Retrato



Has llegado hasta mí como un bosquejo
fatigado de sombras y de trazos.
Como un silencio
ostentoso de infértil simetría,
de vacío solar, de luz cansada.

Y he contemplado
tus labios, como arcos distendidos;
como aljabas vacías,
tus manos gobernadas por la ausencia.

La batalla de olvidos obstinados
ha rasgado tu frente con el surco
hambriento de semilla enaltecida.

Te dibujan mis manos reclinada
en las riberas frágiles del beso,
en las espumas malheridas de las bocas.

Y ambiciono
el retrato imposible de los cuerpos
que se agitan y se aman
como olas de curva encarnizada.

lunes, 27 de agosto de 2007

El cielo se desnuda



El cielo se desnuda
en tus ojos oscuros, infinitos,
como un ave de espuma,
un ruiseñor de cantos acuosos.

Y tiende su hermosura
en tus pupilas dulces,laboriosas,
por esparcir el sueño,
la semilla de nubes pudorosas.

Qué delicadamente
me miras desde noches luminosas,
me atas al silencio
de buscarte en el fondo de las horas.

Y llueves sobre el alma
estrellas de recuerdos recamados,
como cristales puros,
como gacelas ágiles de sombra.

Tu cuerpo se derrama
sobre el rumor de sábanas de seda,
como un abril de pétalos
ganosos de las flores de tus labios.

Y besas en mi boca
la voz de los alientos encelados,
la música y anhelo
que enlaza nuestros cuerpos deseosos.

Y el goce se encarama
hasta el postrer dulzor con que colmamos
delicias sinuosas
que funden a las almas encumbradas.

Como ángeles robamos
el canto de divinos resplandores
para dormir la muerte,
en la cuna de amor glorificado.

Princesa de los lagos,
galopas hasta el fin de los recuerdos,
hasta el cristal sediento
de beber tu reflejo eternamente.

Oleaje de amor

Es oleaje, oleaje que embriaga de pleamar salobre y abundosa, de inundado vaivén en que las amargas y tibias soledades de la memoria ven arrancado el fragor ostentoso de sus acantilados altivos. Y sin embargo, apenas rizada espuma otras veces,sigilosa, que las arenas delicadamente acaricia cuando el recuerdo no se engríe en su muralla de rocas soberbias como torres. Pero siempre el sonido, el rumor o el estruendo de las aguas que infinitamentese deslizan o embisten, y se hacen luego atrás, con menuda reverencia o espumosa la boca de deseo y de furia. Pero siempre el amor, el asfixiante amor que arrulla o anega, que seduce o violenta con la inacabable insistencia de sus manos de agua ambiciosa y sonora, que empapa de delicia y melodía avariciosa.
Incesantemente. Ingobernablemente. Apetece naufragios, derribados mástiles, trofeos de jactancia dispendiosa. Devora en sus honduras y abismos el frágil despertar de los sentidos, su querencia de beber los tiernos brotes de la brisa, el ululante susurro con que el viento, suavemente, despereza corolas y perfumes. No tolera los ojos prendados de alboradas. No permite los dedos abocados a la caricia de otra piel, otro cuerpo deseoso. La tiranía tormentosa, la sucesión de lluvias y de truenos. Conspira con el relámpago, su firma de cuchillo gigantesco. La herida que desangra el firmamento.
Eso es amarte. Eso poblar las horas y los días, sin la quietud gloriosa de tus ojos. Desposeído, desnudo, abandonado. Súbdito de la nada y sus acentos. Expósito del aire y de la nube. Encelado del vuelo y de la aurora.

sábado, 25 de agosto de 2007

Evocación del beso

Viene a veces con sigilo, repta por entre los juncos del olvido, que se enredan, en su flexible reverencia al viento, su obediente cabeceo, sumiso y muelle. Es un sopor aleve, que se desliza como agua que murmura, como flujo de silbos musitados, descendiente de su estirpe de instantes vacuos y letárgicos. Y apenas me roza su lengua, pegajosa, de delirios escasamente húmedos, apenas siento el tacto de sus ojos, de agua verdosa y espesa, el aire se apresura a hundirse, como filos de fuego en los pulmones; y requema por dentro, y salta el pálpito y es grito y es voz de zarpazo cuanto reverbera en las estancias huecas de mi mente. Recuerdo, en ese instante. Y las manos se aferran al vacío, se enredan en las trampas de aire indómito, escurridizo. Y los ojos apuran la copa del silencio, buscando, entre las heces del presente, la dulce abundancia de la boca que me ofreces, su vino perfumado de menta, de resabios de humo contenido. Vuelvo entonces a cerrar los ojos, a anegarme en el lazo de los jugos, a demorar el contacto evocado de los labios. Y es sed de sed, deseo de saciar de saciedades el alma, que se encarama hasta la boca, que trepa y se demora, sonámbula que escala al cielo de la muerte, que deambula en el aire exaltado que exhalamos, mientras se hermanan los goces y se desposan, inacabablemente, inperturbablemente, los cuerpos recorridos por los brazos, como enredaderas ambiciosas.

viernes, 24 de agosto de 2007

Marzo

Fue insobornable luz, súbita alcoba
de cuerpos por amor conquistadores;
fue consagrar sin fin, hasta el silencio,
la copa coronada de gemidos.

Y no hubo soledad: vibró el abrazo,
brotó el almíbar de las bocas vivas;
de la marchita flor del desaliento
nació la ingravidez de la locura.

Por el desfile voy de las auroras
que destilan sus rosas, codiciosas
de acariciar las horas con sigilo.

Bebo el azar de insólita tersura,
el recuerdo solar de tus dos senos,
la ingobernable espuma de los besos.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Alas te di...

Alas te di; con ellas cielo adentro
podrás volar los mares y en los ojos
y en las bocas lejanas aleteos
dejarás de tu alma cuando suban
los versos a los labios musitantes.
Y arderán nuestros cuerpos olvidados
en sonrisas remotas y en excesos
demorados de amantes que revoquen
la sentencia letal de nuestros días.
Urdirán las palabras los abrazos,
bordarán en los labios exaltados
el sonido de amarte y recordarte.
Y los cuerpos amantes resplandores
de tu cuerpo darán, espejo y vida,
en palabras que vuelen para siempre.

lunes, 20 de agosto de 2007

Encuentro

Maraña de las sombras de recuerdos
forjados en la noche sepultada
crisálida de besos que cobijan
la inmensidad de océanos de ausencia
que atesoran la cálida costumbre
la idolatrada cumbre del deseo
me sabes hoy a sal y a desmesura
a impaciente fulgor a desbordada
crecida de lamentos derrotados
me enredo entre tus brazos y consumo
los cien pasados bruscos del olvido
sus estancias oscuras que combaten
la esperanza de bocas y de dedos
bebo tu sangre en sus latidos
de caballos cegados por la luna
y abruptamente absorbo de tus senos
la plena incandescencia coronada
y me adentro en tu cuerpo y desabrocho
la materia impacientede los sueños
el fúlgido temblor que nos consume
y que prende de gloria los danzantes
momentos del ardor con que se rompe
la espera y se nos quiebra la luz
y el horizonte y se derrama el placer
Y refugio en tu boca el desaliento
y el reposo se viste de miradas
de sonrisas abiertas como arcos

viernes, 17 de agosto de 2007

Recuerdas


Si tu mano se asoma

de mi mano sedienta en mi memoria

como guitarra, viuda de su llanto,

descasada de música y de sombra,


Si tu boca se llena

de humedades, de mentas y de aroma,

y recuerda mi boca

como cueva de amores misteriosos,


Si tu cuerpo cimbrea

en el sueño de lazos sudorosos,

y apetece mi cuerpo y el gemido

que ilumina la cumbre amanecida,


Ha de brotar del aire una agonía

un tañido de bronces luminosos,

un cristal que se quiebra y transfigura.


Y palomas de vuelos recamados

han de bordar tu alma de recuerdos,

con palabras de aguja laboriosa.

martes, 7 de agosto de 2007

Azahares - Letrilla



Azahares me llenan

soledades me abrazan.



Cuando miro tus ojos

como heridas que sangran

el olor de los cielos

y la luz encelada,



azahares me llenan,

soledades me abrazan.



Cuando veo que el aire

se encarama y exalta

enredado en tu pelo

y cautivo en tus alas,



azahares me llenan,

soledades me abrazan.




Y si miro tu cuerpo

como fruta dorada

que la boca convida

a morderla, a besarla,



azahares me llenan,

soledades me abrazan.




Azahares que invaden

con su aroma mi alma,

soledades que trenzan

su quietud angustiada,



azahares me llenan,
soledades me abrazan.


miércoles, 1 de agosto de 2007

Rumor de hojas y estrellas - Romance


Bisbisean las hojas

en las nervudas ramas.

Envidiosas musitan

mi princesa, que me amas.

Que de noche, entre sueños,

en los labios te baila

de puntillas mi nombre;

que suspiras, que alhajas

tus ojitos dormidos

en rocío de lágrimas.

Rumorean incluso

que los versos que labras,

cuando miras por dentro

las honduras de mi alma,

se te vuelven susurros

y plegarias que exaltan

el amor en que muero...

¡Que soñando me llamas!


Es envidia, me temo,

nada más, cuanto lanzan

con palabras de viento

a la noche callada.


Sin embargo, me cuentan

las estrellas al alba

que te ven despertarte

y perder la mirada,

mientras bañas tu cuerpo

en espumas de plata.

Que tus ojos se cierran

soñadores y cantan

en murmullos tus labios

con mi nombre una nana.

Que me quieres dormido:

que te sueñe incendiada

recorriendo mi cuerpo

con tus besos de gasa.


Yo no sé, mi princesa,

si creer o si nada

de cuanto ellos murmuran

es verdad que te pasa.

Son ya muchas las noches,

y son muchas mañanas,

en que velo y desvelo

desazón derribada.

Y no escucho en tus labios

los hechizos de hadas

con que antes hacías

que en el alma las alas

me brotaran hambrientas

de los vuelos y danzas

que tu amor confesado

dulcemente inspiraba.


Sin embargo, brujica,

hechicera y remaga,

has dejado por siempre

esta casa tomada.

No hay estancia que pise

que no tenga pisadas

de tus pies tan traviesos

como sombras que escapan.

Y si al fin las estrellas

y las hojas callaran,

y las noches silentes

y desiertas se alargan,

te amaré sin embargo

con dorada esperanza.

Te querré siempre, siempre,

porque vives en mi alma.

Allí dentro, princesa,

nunca, nunca se acaba:

bisbisean tus ojos;
son estrellas que cantan.