Tañen las campanas sus párpados sombríos
su espaciosa canción desdoblada
como una carta cuyas letras se diluyen
en los sudores enamorados e infecundos
Oscuridad que escupe los instantes juiciosos
las silenciosas siluetas borrosas de las letras
la oquedad de los pozos como ojos vaciados
como ambiciosas sombras asfixiadas
Noches de filo hambriento y de escombros
de caballos que al ritmo de los besos
extendían su perfil victorioso y bailable
como alas de espuma inmateriales
Y ya los anillos cortados las cenizas
restauradas en sus gélidos tronos
abrasan fríamente los latidos mellados
los recuerdos como cuchillos sin punta