jueves, 29 de mayo de 2008

Infinito es besarte

Infinito es besarte





con los labios mojados de recuerdo,





con la boca





habitada de sombra y de deseo.





Es muy fácil que beba





en tu silencio húmedo y lascivo





una lluvia menuda de dulzura





y de menta, trabajada en el aroma





de tabaco y aliento enardecido.





Es hermoso que abrace





con tu cuerpo el gemido, la distancia





que tu memoria teje en otros besos,





otras bocas que tocaron





al buscar, como yo busco ahora,





el corazón, y abrírtelo en los labios.





martes, 27 de mayo de 2008

Para la sombra

Para la sombra escribo,
para las manos oscuras de la lluvia,
la mortaja anhelante,
deseo, pétalo,
cristal remoto,
de suave humedad adormecida.

Para el limpio crepúsculo y presente
escribo ahora,
la barca que rebosa
su sueño abandonado,
su deriva de sal, de viento enrojecido,
vaciada de rumbo y de destino.

Para tus manos beben
el silencio mis dedos en las letras
y salpican sus huellas,
perfume, azar, reloj,
espuma o nieve,
sobre la tibia espalda de los días.

Para tus ojos y tu boca,
se me entornan los labios y los párpados,
como puertas celosas de deidades,
ofrenda, sequedad,
promesa o ruego,
mandamientos de ahogo y de ceniza.


Para la muerte oculto
teoremas de besos sucesivos,
la exacta geometría
medida por mis manos:
tus pechos, frutales, llenos
como lunas,
la calidez estremecida
que tu sexo derrama entre gemidos.

jueves, 22 de mayo de 2008

Siempre


Ah, nunca más tu cuerpo por mi boca,
tu temblor de deseo por mis dedos,
nunca más tu susurro como un ave,
un vuelo reposado en mis oídos.

Y ya siempre del nido del silencio
la palabra de amar como una herida,
una espada de arcángeles en celo,
una llama de sexo estremecido.

Lejos tus senos de anhelante cumbre,
la noche de las olas de tus besos,
el cáliz que en tu vientre se insinúa.

El sabor de tu piel, qué cerca siempre,
la cavidad, qué dentro, de tu ausencia...
Qué lejos nunca de tu luz mi sombra.



miércoles, 21 de mayo de 2008

Invitación

Toca mi voz hueca y desnuda
con tus dedos oscuros,
como dardos sedientos,
como seda
hilada en sombra.

Sorbe los ecos
hondos, precisos,
de pasos que se pierden
por la garganta seca
callada y desistida.

Besa mis labios yertos
fríos, pulcros,
algo entreabiertos
para beber tu voz
en el sepulcro breve de mi boca.

Dos fragmentos, sin mucho sentido

Quise tu voz como un banquete vivo,

la necesaria alcoba de la risa,

el luto de los odios derrotados,

el fuego enamorado de los ...





Tuve la sombra ciega y prisionera

de tus besos furiosos y solares.

Como cárcel de cuerpos enredados

fue la noche una gloria incandescente.

Una herida ...

domingo, 18 de mayo de 2008

A contratiempo

La palabra ahora vierte
su sombra de ceniza sobre el aire
despoblado de alientos enlazados.

Proyecta a tientas el dibujo
de las siluetas secas de memorias
ásperamente quebradizas.

Veo sobre los libros tu sonrisa
como una anunciación de auroras
rosadas y dispuestas para el beso.

Los labios, sí, rubrican el destino
de ardor, de ahogo, de suspiro,
de la humedad nublada y movediza.

Tu voz arrodillada me promete
la floración perenne de tus ojos
en la torcaz prisión de mis pupilas.

Y en el vaso evocado de tu cuerpo
bebo todas las luces de los vuelos,
toda la libertad de amarte a contratiempo.

viernes, 16 de mayo de 2008

Vuelve el recuerdo

De las habitaciones negras del silencio

vuelve el recuerdo, el prófugo aliento de tu boca.

Me herías en los labios olvidados,

en el naufragio dulce de las lenguas.

Entre ahogos me hundía

por el oleaje violento del jadeo.

Bajo los párpados cerrados,

se mecía, es cierto,

el deseoso temblor de tus pupilas

dibujando mi cuerpo imaginado

al codicioso dictado de tus manos.

Vuelve el recuerdo, la sensación oscura

de respirar, de nuevo,


el aire de tu boca enardecida.

Es la suave luz deshabitada,

el abrazo desierto de la sombra,

la memoria de besos calcinados.

lunes, 12 de mayo de 2008

Sobre la hierba





En una dulce espera,

deseosa de brisa y de rocío,

sobre la hierba tiendes

la blancura que acecho

por tu sueño de aceite dibujado.




Ah, te querrá vestir la madrugada

su túnica de luz, tan lentamente

con las manos de rosa y de silencio.



Esa caricia temblorosa,

mojada de la duda que amanece

en resplandor incierto. Y los besos,

las húmedas plegarias

te sembrará mi boca peregrina,

devota de tu aurora destilada.





























































sábado, 10 de mayo de 2008

Para velar a Rocamadour

Sabes, el mundo es dulce, pero también se rompe, se quiebra, tantas veces, en lágrimas llenas de silencio que mojan los labios y dejan un recuerdo de sal, y secan en un ahogo que camina por dentro del pecho. Como un gusano laborioso, esa tristeza se demora, y pasa la suavidad de su lengüita por la garganta pero más dentro, y va hurgando en el misterio del dolor y la memoria, y vemos el cuerpo, dulce, como el mundo, el cuerpo de Rocamadour sobre la colcha, dormido pero más dentro del sueño, tocando con los dedos quietos el rostro seco y tibio de la muerte, sus facciones, angulosas, acogedoras, que se quiebran casi en una sonrisa desde lejos, de golondrina y de ocaso. Miramos fijo ese cuerpo porque los niños mueren de otra forma, mueren toda la vida de golpe, como un portazo que destranca los sueños y los juegos, que descompone los tableros derramando en el suelo sorprendido alfiles y caballos, peones, torres, reinas, toda la blancura de las preguntas y la solución de las respuestas negras. Y en ese entonces ya la dulce caída del llanto ha labrado el surco salobre de la angustia sobre las mejillas, y nomás volvemos a mirar el cuerpo, y queremos darle los besos de mañana y de los años rotos, coserle en la memoria ciega un bordado de pasteles y de abrazos, de luces y de amores, ahora que sabemos que no, que no lo alcanza ni tan siquiera el sollozo de loba de la Maga, que ciega todas las fuentes, apaga todas las risas, que ahoga el alma con una enorme manta, tan negra y pesada.

lunes, 5 de mayo de 2008

Secuencia

Pude tocar, mi amor, el cielo con los dedos
la nube de tus besos con mi boca,
el silencio de honduras insondables
pude saciar, bebiendo de tus ojos.

Volaba entre los árboles, la gente,
para abrazar tu cuerpo, tus promesas,
y me hundía en un lago hecho de sueños,
de cristal, de palabras bienheridas.

Me parece la muerte tan querida,
para vencer el hielo de esta ausencia
espada y precipicio, este deseo,

que no puedo dejar de desvivirme
por matar el desierto de no verte,
no tocarte, no amarte, no besarte.

sábado, 3 de mayo de 2008

Plomo de olvido

Conduces mis manos
por la secreta escala de tus muslos.
Como una ebria marea
de espuma espesa,
tu deseo
se demora en mi boca.

Qué sed de viento oscuro
busca
la densidad fluida de las lenguas,
ángeles mortales
de niebla y cuerpo,
espadas vivas
de fuegos derramados.

Y el vino negro
de tu alma te recojo,
plomo de olvido
derretido.

Me enveneno
hasta la inquieta soledad que estalla
cuando gimes y exaltas
el placer abrupto de los cuerpos
hundidos en oleajes
de temblor y delicia desvivida.