sábado, 19 de julio de 2008

Qué huérfana mi voz

Qué huérfana mi voz, por qué silencio
transita su metálica amargura,
con qué callada luz de sueño largo,
con qué pasos de seda umbría y leve.

Por el reverso dulce de tu boca,
por el cristal sin fondo de tus ojos,
por tu cuerpo de sed, de agua lasciva,
voy posando palabras de memoria.

Y bebo de tu risa, estrella herida,
como un rastro de luces dibujadas
en un lienzo de antiguas penitencias.

Y vuelve a descargar su filo negro
el cuchillo mojado del recuerdo
sobre mi sien, balcón de flor ausente.

martes, 15 de julio de 2008

Me desnudas de sombra

Me desnudas de sombra y nieve oscura
si te busco la vida por tu boca,
venenosa y callada sepultura,
ángel de la humedad que me convoca.

El sabor de la luz, la singladura
por tus labios me embrida y me desboca,
una espuela de hielo y de dulzura,
un estrella jugosa que me toca.

En tu enjambre de fuego me detengo,
no dibujo la voz ni la memoria,
fijo el rumbo en el ancla de besarte.

Y amotino mis manos y prevengo
que has de ahogarme de amor para tu gloria,
traspasarme el costado parte a parte.

lunes, 14 de julio de 2008

Venimos de la muerte

Venimos de la muerte,
de la caricia seca de la nada.
Su boca besa la esperanza:
labio de arena ciega, mirada
de óxido inerte. Hechizados,
damos pasos que rasgan
el manto del silencio.
Se exalta
la sombra en la cintura de la estrella,
en el tacto jugoso de la luz:
la vibración precisa,
la flecha que devora
anhelos de humedad, de pálpito,
palabras que rebosan como heridas...
En la ciénaga espesa
de haber amado se condensa
la ruina desnuda de los besos.
Para llegar de nuevo
a las orillas
ávidas y oscuras,
al oleaje mohoso del olvido.