martes, 27 de octubre de 2009

Hipatia

Tus manos
se apresuraban a cubrir
tu desnudez en vano.
Adivinabas, temblorosa, 
el frío,
el filo del cuchillo,
el odio,
desollando tu piel inmaculada.
Un ángel te entregó la muerte,
la dulce asfixia que evitaba
tanto dolor inútil presentido.
Venía mirando desde el cielo
tu camino de estrellas deseadas.
Extraña gloria este morir dos veces,
cruelmente en vida,
amorosamente asfixiada en la pantalla.
Extraña suerte este vivir dos veces,
en un rincón de Alejandría,
sucia y ya
demoníacamente cristiana;
y luego
en tantas salas lóbregas y abstractas,
de todo el orbe extenso ahora.
Tus manos
han trazado esta elipse prodigiosa,
este salto del tiempo, esta locura,
mujer
por fin ya sabia y libre
ante todos los hombres.

lunes, 12 de octubre de 2009

Luz húmeda y oscura

Toda la suavidad llena tus ojos,
luz húmeda y oscura,
temblor pequeño
asomado
como un niño de pronto a mis pupilas.

Amor mío, lo sabes,
se enredan en mi boca
palabras de sonidos trepadores,
y parece que sean
barro a veces,
y vasos para el agua del deseo.

Fresca hondura de viento y cauce dulce,
sal mentida de amor,
mar extendido,
hoy qué lejos la muerte y su costumbre,
qué insolencia de azahares al besarte,
de menta y de recuerdo.


El aire que se sube hasta tu boca
sacia su soledad,
puebla tu cuerpo;
luego se adentra en mí,
y regresa
hecho palabra 
a tus labios,
y se moja en tus ojos,
alfareros de luz, temblor, silencio.

jueves, 8 de octubre de 2009

Vuelvo a besarte, amor

Un día, es verdad, es solo tiempo
derramado.
Hasta su fin exacto.
Y sin embargo siento
--capricho repetido de mi boca--
venir hacia mis labios
suavemente,
lentamente,
tus labios, acogidos al silencio,
a la latencia del deseo,
al temblor del amor que te reservo,
justo, ya ves, en este día. Es solo tiempo
derramado, razono.
Y sin embargo
vuelvo a sentir tus labios,
el sabor, la vida,
la alegría que exhalas al besarme.
Vuelvo a besarte hoy
desde la boca
que estas palabras fingen en el aire.