domingo, 29 de noviembre de 2009

Te requiero

Te amé con el silencio
cabizbajo,
con la mirada tensa y la palabra
de pie y enamorada de tu boca.

Te amé desde la infancia
derribada,
desde la soledad, la melodía
de besar tus recuerdos y tus sueños.

Te amé
como me dio a entender la vida,
el deseo, la muerte avariciosa.

Te amé
porque no quise ser
esclavo siempre,
sino canción, y luz, y llama herida,
cauce de sangre emancipada.


Te amé y te quiero en el espejo
de la memoria rota,
en mis manos que buscan
todavía
la nube de tu piel amanecida.

Te quiero y te deseo,
y te requiero
a las aladas almas de las rosas,
a la improbable aurora
desposada en las bocas dulcemente.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Me dejaste

Me dejaste. Pusiste entonces
el espeso sendero sin memoria,
la canción apagada,
destruida, la misteriosa
sombra de tu silencio.


Qué podía decir
si no querías
que mi boca de nuevo te rompiera
brotes de fuego oscuro
por tu boca de nube y de desnudo.

Ay mi amada de sal,
oleaje tu cuerpo, desabrochada
vida tus pechos repentinos,
plenos. Ah qué caricia
tu piel blanca y eterna, tu mirada
encendida, habladora,
de dolorosa luz edificada.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Solo es el viento

Sobre mis labios,
solo es el viento
el que pone jazmines
y ciegos besos.
Solo es el viento...

¿Sobre tus labios,
dibuja un velo,
se le  llena la boca
de espuma y tiempo?
Solo es el viento...


Boca de niebla,
lengua de fuego,
llevas cegada mi alma
toda en ti ardiendo.
No es solo el viento...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Aroma de deseo

Este aroma de viento agradecido,
esta sal que relumbra geometría,
esta negra canción,
este recuerdo,
este gato que araña amaneceres,
esta herida de amar que suma y sigue.


Todo lo llenas tú,
reina de barro,
carne de cama oscura, dulce niebla...
Todo el mar en tu boca; 
denso oleaje
de tu cuerpo en la piel de la memoria.
Todo lo llenas... Di, qué sueños bebes,
dónde se abre la cueva de tus labios,
en qué noche tu luz
se ha sepultado,
di, vida,  dónde te escondes
y traspones.


Buscaremos abismos,
la lluvia, el ala lenta a ras de cielo,
los dulces pasos
de la felina mansedumbre;
no temerás las fieras,
y pasaremos fuertes y fronteras.

Y seremos, princesa, para siempre
esta sombra de estrella amanecida,
este gozo de cuerpos enredados,
esta boca de muerte deliciosa,
este olor de deseo derramado.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Te dibujo los ojos...

Te dibujo los ojos
con la tinta cansada de los sueños
con el velo mojado
de las bodas oscuras que desposo.


Y en tu cuerpo se rompen
las costuras esclavas y renace
el deseo en la punta de tus senos.
Tengo la boca
habitada de viento y de oleaje.


Podré amarte
hasta el corte preciso de la aurora,
su cuchillo de plata enrojecida.
Podré amarte,
despacio,
demorando los labios
por el relieve vivo de tu cuerpo.


Y dejaré tus manos
llenas de nieve y luz,
llenos tus labios
de palabras jugosas y suaves,
y en tus ojos
qué paisaje de vuelo derretido,
qué espejismo de arena edificada.