Para tu cuerpo voz, barro de aliento,
verbo para tu carne prometida,
de otras bocas escapa y otros ojos,
de otros labios y estelas de escrituras,
hasta el puerto y la patria de tu cuerpo.
Tu boca, rumor, sí, de surco fresco,
dulce herida que sangra en la palabra
rebosante de niebla y de marea,
de dulzura y de beso cuando evoco
su sonido y su exilio de tu boca.
En tus ojos, amor, alza y extiende
todo el vuelo la luz, todo el deseo,
toda la negra aurora hecha de un sueño
apagado de muerte que se oculta
en el nombre dormido de tus ojos.