martes, 16 de junio de 2009

Dentro de mí, tu voz

Dentro de mí tu voz
extiende su eco.
Dentro de mí,
todo es espacio,
para su vuelo.

Dentro de mí, tu voz
a menudo, mi amada,
calla a destiempo.

Trenza secreta
de palabras de cielo
que me iluminan
todo el silencio.

Y aún no despierto.
Y está tu voz
dentro de mí,
dentro, mi amor,
como tu cuerpo.

jueves, 11 de junio de 2009

Amor de tu cuerpo

Eres sombra y cristal en promesa desnuda,
eres sal y silencio, manos de luz hundida.
Te rebosa la noche
cobijada en tu cuerpo
por los ojos oscuros sus cumbres de estrella.
Soy espuma de ausencia,
voy a sembrar mi voz hecha de espada,
a excavar la oscuridad sencilla y dócil,
a poblar tu deseo de caricias metálicas,
de voces que te usurpen
los recuerdos callados.
Pondré en tu piel amarga
un incendio de dátiles,
una canción de luz envenenada,
un tálamo cautivo de besos escarpados.
Doce puertas de agua, doce lenguas de fuego
nimban el paraíso de tu sexo invadido.
Y en tus senos la muerte lentamente
se deshoja de su ciencia
como un árbol maldito. El tiempo vivo
erige su final en las rosas
dulces de tus pezones. Oh mi amada,
de cuevas de leones, de azucenas,
de sevicias de diosas exaltadas,
eres la luz que derramas en mis labios,
el orgullo perenne de tus besos oscuros.

Cada voz

Cada voz que recuerda tu voz ahora perdida
me trae de nuevo el aura de tu palabra llena,
cada espejo parece que busque tu sonrisa
para prender deseo en el reflejo de mi boca.

Solo puedo sellar la memoria de oírte,
el recuerdo que asciende de tus besos precisos,
con palabras que agitan un alado silencio
y en tus labios dibujan su rúbrica callada.

Vuelvo a ti. Mi princesa. Mi alma exacta y lejana.
Como un barco olvidado a su puerto primero.
Como vuelve la voz deseosa a tus labios.
Como vuelve la luz a bañarse en tus ojos.

jueves, 4 de junio de 2009

Vientre negro del tiempo

Hundiste en el vientre
eterno y negro del tiempo
tu voz, que destellaba
como un cuchillo dulce;
erigiste desnuda
como espuma habitable ante mis ojos
tu cuerpo edificado.
Y el deseo encendido
temblaba por mi boca,
fantasma ebrio y oscuro.
A la cumbre exaltada de besarte,
al escarpado sueño de los dedos,
a la ferocidad cautiva de los sexos
me convoca esta noche
la ciega luz,
la reseca marea del recuerdo.

martes, 2 de junio de 2009

Bésame

Dame a probar la estrella que rebosa,
resplandor que te estalla en labio y sueño,
dame la espuma herida, alada ola,
la dulce niebla densa de besarte.

Pon desnudo el azar en sed de fuego,
a flor de oscura luz tu boca viva,
pon la muerte a dormir en la isla negra,
donde olvidan las bocas derribadas.

Y qué delicia tu voz cegada en besos,
qué desnudo tu amor, tu cuerpo claro,
qué palabra el silencio, pues me miras.

No deshagas mi voz, callada a tientas,
y que trepe este verso que te nombra,
y relumbre en tus labios mi deseo.