domingo, 7 de febrero de 2010

Nausícaa

Solo tu amor era una playa
para el naufragio denso 
y el olvido;
solo tus labios: como arena

en que besaban los míos
el silencio.
Buscaba yo el regreso,
la patria imaginada,
pero en la boca,
se te secaba a la deriva
el deseo 
en la sal y en la sed
de oscuros besos.
Ahora solo te ofrezco
una imagen desnuda 
de tu risa,
un eco deslumbrado
de tus ojos,
despojos y palabras
ya desguazados y vencidos.
Construye tú, princesa,
una balsa, tiende
en la vela
una libre esperanza;
pon rumbo vivo
hacia tu propio sueño.