sábado, 30 de enero de 2010

Siempre tu olor

Siempre el olor tan dulce de tu cuerpo,
siempre tu suavidad,
tu piel, tu luz, el aire ahogado
entre tus manos y las mías.
Hasta el instante limpio del placer, 
la aurora misma
de tanta inmensidad como el deseo
tejía de palabras, ya calladas.


No te olvido, mi amor. Sube tu imagen
como una flor paciente que devora
en la quietud flagrante de sus pétalos
toda la oscuridad desnuda.


Sabes que hasta mi cuerpo te requiero,
hasta mis manos de nuevo,
de nuevo hasta mis labios.
Y qué densa espuma me visita,
soledades de miel,
viento en la copa
húmeda de recuerdo y sed de ti.

domingo, 24 de enero de 2010

Umbrío por la pena...

Umbrío por la pena, casi bruno
voy de la soledad a tus olores,
la humedad de la boca, la palabra
que se viste de luz para llamarte. 

Dónde habita la sal, sedienta y triste,
dónde se oculta el tiempo adolescente,
qué razón me sumerge en este lago,
este espejo voraz, esta memoria.

Todo tiene que ver con la presencia,
la sonrisa de miel amurallada,
el lamento de rayos enjaulados.

Todo tizna mi amor de sombra, aroma,
de rocío de voces que amanecen
mil espadas de luz enamorada.

lunes, 11 de enero de 2010

Da la luz

Da la luz, por favor,
pon en sombra
la muerte y sus espejos,
la ruina de los dioses olvidados.

Ponme tus ojos
como brasas delante de los míos.
El esfuerzo rojizo
del pudor que te prende en la mejilla.

Y háblame de ausencias,
de mares rotos, vinos, lo que quieras.
En todo caso,
mueve tu voz, como una danza
por la piel ambiciosa del recuerdo
y del deseo.
No te calles, por Dios,
dime tus cosas, no te calles.

Que me siento volver con la marea
de esta luz y estos ahogos
a la espera, al amor,
a la aurora inexperta de mirarte.

viernes, 8 de enero de 2010

Comunión 2.0

Dame el pan este día, que me invades
con el hambre amplia y tierna del deseo.
Precipita mi alma en la crecida
ansiedad de ese vino, puro y vivo.


Te requiero en los labios, en las manos,
en plegarias de besos y caricias.
En memorias de amor, desembocadas
en la forma desnuda de tus senos.


Qué derrumbe de miedos y techumbres...
Monasterios de salmos y liturgias
derruidos en rezos arruinados.


Qué maitines tus ojos encendidos,
qué lectura tu voz, qué eucaristía,
ah,  tu cuerpo de harina enamorada.


 

martes, 5 de enero de 2010

Comunión

Me devuelves el pan a boca llena
con el hambre ancha y tierna de deseo.
Precipitas el alma en la crecida
ansiedad de tu vino puro y vivo.

Te requiero en los labios, en las manos,
en plegarias de besos y caricias,
en memorias de amor, anticipadas
a la Forma desnuda de tus senos.

Qué derrumbe de miedos y techumbres,
monasterios de salmos y liturgias
derruidos en rezos arruinados.

Qué maitines tus ojos encendidos,
qué lectura tu voz, qué eucaristía,
ah,  tu cuerpo de harina enamorada.

lunes, 4 de enero de 2010

Una rosa a destiempo

A destiempo te traigo, hoja en mano,
una rosa de pétalos tintados
que recorre tus ojos desatentos.


Como un roto de ojal, una promesa,
un recuerdo sin nudo, un disparate,
una flor que concentra y acapara


la avariciosa luz de la memoria.
La dilata enseguida amargamente,
y te trae desdeñosa hasta mis brazos.


Hasta la lumbre triste de los besos,
de estos versos, cansados y desnudos,
de mi amor, desnortado y taciturno.


Mosquetera del viento y de la risa
divinal y perpetua como un río;
labradora de nubes remolonas,


ven a los bajos fondos de mi boca,
a mi infierno celeste, pues tu reino
es un mundo de luz y de palabra.


Entre febrero y abril de dos mil tantos,
vino a posarse aquí, a grupa de san Jorge.