lunes, 9 de mayo de 2011

Sombra ahogada

Soy solo ahora
espacio ahogado en sombra,
cobijo de una mancha
de color podrido.
El recinto abrasado de lo impuro.


Bebo la luz
entumecida
en el fondo del agua.

No deshojo otra voz que tu mirada: 
vives (aún te siento
más allá del beso),
en el hueco lascivo de mi boca.


Amarte: huella fría
de una espera desnuda,
los huesos absurdos de un naufragio,
la soledad, tal vez palabras
que no se visten de labio ni de vida.

sábado, 7 de mayo de 2011

He arrancado tu voz

He arrancado tu voz
de las manos oscuras del silencio.
Y he puesto de nuevo
sus alas en la boca
y el aliento suave del recuerdo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Nada puede el olvido

Nada puede el olvido,
sus manos oscuras,
su negra luz,
su  terso manto.
Vuelve siempre
el filo de tu voz,
tus de veras, tu sonrisa,
tu abrazo.
Vuelve el recuerdo,
se acuclilla, menudo,
en tu nombre, ese pájaro
de alas tan pequeñas.
A veces, seguro que imaginas,
rebusco en los bolsillos,
remuevo en el silencio seco
de su fondo. Y te encuentro
rozando
la soledad de mis dedos,
mirándome, luego,
desde el espejo que dibujan
habitado de ti
los ojos interiores.
Y bebo las palabras
leídas de tu boca:
de veras que me quieres,
me preguntas.
Y sonríes de nuevo,
eternamente.