Vienes amaneciendo la hermosura,
evocación de lenguas y de lluvias
que empapan y rebosan
el corazón de besos luminosos.
En tus ojos se ríen amapolas,
brota de entre tus labios el oscuro
grito con que las manos se prometen
lazos, coronación, placer, locura.
Viertes sobre el silencio
libaciones de vinos codiciosos,
abundosas sonrisas, como agua
embriagadoramente tierna y pura.
Y tu palabra crea en mis adentros
oceánicas simas misteriosas,
hondas cuevas de luz para aplacarme
la sed de amor, de aurora, de besarte.