martes, 5 de junio de 2007

Emboscada

Luz de crisálidas ocultas
de lluvias luminosas
sabor dulzura viento en las mejillas
estás acostumbrada a los latidos
huracanes de flores estalladas
la sinuosa canción entre tus muslos
feraz venus de mieles extasiadas

Vives como una ojiva de templos olvidados
entre la hierba el claroscuro de la tarde
en ruinas de la lágrima y el canto
que perecen de muertes licenciosas
dibujando su rostro tras espejos
enlutados y llenos de azahares

Eres sonido rojo explotas y combates
la soledad áspera su ciénaga su nicho
el regateo amargo de la espera impetuosa
que serpentea y suspende la mirada
el pulso acribillado de alfileres

Tus ojos son espadas de inclemente
adoración a placeres desmedidos
a soberbias salvajes de titanes
esculpidos en bloques gigantescos
campeones de infiernos y deleites

Simultaneas espantos agonías
éxtasis fríamente calculados
con orgiásticas danzas incendiadas
inextinguiblemente tensas y estalladas
en oleajes de estrellas desatadas

Eres diosa lo sabes y cabalgas
hacia parajes invisibles sombras
crepúsculos de torres derrumbadas
selvas de cruces blancas geométricas

Tras de ti va mi alma cabalgando
espoleando la vida que desliza
su final presentido en mi garganta
como un vino aceptado un bebedizo
que me embriaga de muertes y de glorias







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