jueves, 25 de octubre de 2007

Plenitud


Van dejando las horas

una estela de signos poblados de ausencias

como espejos que acogen

mudos ecos que sueñan las voces borradas

y las sombras besadas de las bocas.





Que tu cuerpo me invade

con la doble canción de tus pechos de nieve

con el libre regalo

del suspiro de estrellas y del grito ardoroso

del placer invocado en sus deleites.





Y tu vida se llena

de los días cumplidos en jaez de sonrisas

de la luz liberada

por tus ojos que clavan herida que tiembla

inundando de viento almibarado.





Ya feliz es el tiempo

embriagado de ríos de risas y voces.

Y la sombra se viste

de regreso y de abrazo. Te miro brotando

hasta cielos, desnudos y eternos.

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