sábado, 19 de julio de 2008

Qué huérfana mi voz

Qué huérfana mi voz, por qué silencio
transita su metálica amargura,
con qué callada luz de sueño largo,
con qué pasos de seda umbría y leve.

Por el reverso dulce de tu boca,
por el cristal sin fondo de tus ojos,
por tu cuerpo de sed, de agua lasciva,
voy posando palabras de memoria.

Y bebo de tu risa, estrella herida,
como un rastro de luces dibujadas
en un lienzo de antiguas penitencias.

Y vuelve a descargar su filo negro
el cuchillo mojado del recuerdo
sobre mi sien, balcón de flor ausente.

1 comentario:

  1. Huerfanos nos tienes.... regalanos algo más a menudo, anda.
    Aunque he de decirte que el fondo del blog me gusta mucho más que el anterior. El negro me deprime mucho.

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