Eres sombra y cristal en promesa desnuda,
eres sal y silencio, manos de luz hundida.
Te rebosa la noche
cobijada en tu cuerpo
por los ojos oscuros sus cumbres de estrella.
Soy espuma de ausencia,
voy a sembrar mi voz hecha de espada,
a excavar la oscuridad sencilla y dócil,
a poblar tu deseo de caricias metálicas,
de voces que te usurpen
los recuerdos callados.
Pondré en tu piel amarga
un incendio de dátiles,
una canción de luz envenenada,
un tálamo cautivo de besos escarpados.
Doce puertas de agua, doce lenguas de fuego
nimban el paraíso de tu sexo invadido.
Y en tus senos la muerte lentamente
se deshoja de su ciencia
como un árbol maldito. El tiempo vivo
erige su final en las rosas
dulces de tus pezones. Oh mi amada,
de cuevas de leones, de azucenas,
de sevicias de diosas exaltadas,
eres la luz que derramas en mis labios,
el orgullo perenne de tus besos oscuros.
jueves, 11 de junio de 2009
Amor de tu cuerpo
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Precioso, sensual, erótico...y todo lleno de bellas y delicadas palabras!!
ResponderEliminarLas imágenes deslumbrantes como siempre. Te leeré este verano, cuando abandone el blog, a ver si me inspiro. Me quedo con el incendio de dátiles.
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