sábado, 15 de septiembre de 2007

Amor


Nubes. Luna y distancia,

y el reflejo insinuante

de inexpugnables filos erigidos

como torres eternas.

Ríes. Espolvoreas las luces embridadas

de caballos y ecos sobre el suelo,
de los brotes que tiernamente irrumpen

en espacios sembrados por los besos.


Labra el aire las sombras, los oscuros

conductos de la noche donde ahondan
ambiciones, palabras, dulcessurcos.
Y al conjuro
de los ojos que tiemblan de deseo,

de los versos que bebes como lluvia,
como perlas de lúcida esperanza,
surge la incandescente
sensación de las pieles que rebosan,
de las bocas que ansiando se intercambian
el sabor de los sueños y los labios.


Y mis dedos se enlazan en tus manos,

y se anclan en fondos insondables

de gemidos lascivos y profundos.


Tensa el gozo tu cuerpo, el oleaje

de azahares de fuego y de miradas

que suspiran dulzores estallados.


Y mi cuerpo se quiebra y se dilata,

vacío, ardor, espesa dicha

que electrizan temblores derramados.


Paladeamos
las caricias de luces que reposan,
la plácida extensión de la sonrisa
que al placer de los cuerpos sobrevive.

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