La palabra es espejo
fabricado de brisa.
Es imagen de aire,
es reflejo que brilla
en el soplo del tiempo
que en el verso se agita.
Cuando llueven tus ojos
sobre letras dormidas,
en tus labios emergen,
como luz que musita
resplandores de aguas,
carnavales de risas.
Y después, cuando callas,
las palabras se quitan
sus vestidos de azahares
y olvidadas dormitan.
Luego el viento te sueña
en palacios y en simas
de profundo silencio
y brumosa neblina.
Y quisiera acostarse
en la celda tranquila
que tus párpados cierran
con oscura caricia.
Y dormir, apresado,
mientras el tiempo gira
sus cantares de lluvia
costurera y sencilla.
Teje tu alma con hilos
de las luces cautivas
en tus ojos recuerdos,
remolinos que silban
lentos besos, palabras,
versos lentos, sonrisas.
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