domingo, 6 de enero de 2008

Otoño: invierno



Una rotunda rosa
de regreso se alhaja en tu sonrisa.
En octubre repueblas
de destellos oscuros
la perezosa sombra de la tarde.

Y aunque las hojas
caedizas desgranan su tristeza,
extiendes de tu boca
el aliento exaltado,
la derramada alegría de tus ojos.

Y ambiciono tus dedos
como serpientes dulces en mi cuerpo,
tus verdeantes sonrisas
como cristal fecundo,
tus besos como lagos navegados.

El invierno apresura
su glacial sinrazón por el recuerdo.
Su cordura aterida
que derrama la nieve
de mortaja menuda y demorada.

Y se pone el silencio
como un sol reducido a cautiverio,
y anochecen palabras
que soñaban despiertas
este amor, su locura infatigable.

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