lunes, 29 de diciembre de 2008

Por qué la muerte

Por qué la muerte nos escupe
su negra espuma de silencio.
Por qué pasa sus manos agrias,
tacto oscuro,
por el espacio claro de tus ojos.
Por qué tiene ese imperio,
esa espera de sangre detenida.
Mírame, sin embargo,
mírame desde arriba, vorazmente,
que se despeñe tu mirada
hecha grito y caída
hasta mis ojos abismados.
Mírame, sin medida,
toca todo mi cuerpo ahora extendido, 
busca en mi boca, lentamente,
la soledad completa del deseo;
mantén de par en par tus ojos 
abiertos como heridas,
y pon nombre a todos los silencios,
los refugios oscuros de las manos,
las espumas,
las ausencias copiosas de la muerte,
las poternas secretas,
pon nombre a las criaturas
del edén neblinoso de los labios,
y qué despojos de vidas seducidas,
qué fúnebres delicias de los cuerpos,
qué postrera sazón de fruta esquiva,
qué cálices para éxtasis jugosos,
qué sepulcro de flores explotadas,
qué palabra, tu voz, llena de boca.

1 comentario:

  1. Me gusta este poema. Está lleno de imágenes grandes. Me gustan los últimos versos especialmente. Gracias y enhorabuena. Te leeré con mucho gusto, querido Benjamín

    ResponderEliminar