Pondré una flor oscura
sobre tu ausencia fría,
una flor que navegue y que despida
el olor de los ámbitos desnudos,
o de las aguas, suaves tibiamente.
Pondré una flor oscura
llena de viento adormecido.
Y qué dirán tus ojos si deshojas
los pétalos lentos y aturdidos,
qué mirarán tus labios cuando besen
el despojo interior, cálido y último.
Pondré una flor oscura
llena de luna y de marea
sobre tu ausencia,
sobre tu ausencia fría.
Pondré una flor oscura.
Tuyo será su aroma amanecido.
Un poema hermoso y triste, como a mí me gusta. Una flor sobre la ausencia, magnífica imagen.
ResponderEliminarUn abrazo, Benjamín; una alegría leerte tras mi regreso.
interesante!
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