Siento la boca dormida, como un nido
vacío, como un vaso
sucio y sediento. Y una marea
de tinta espesa y codiciosa
moja todo el papel de auroras muertas,
de recuerdos bastardos y negruzcos.
Y me infecta tu amor, como una larva
que fermenta en su ciega podredumbre.
Quiero beber de nuevo
la muerte ávidamente de tus labios,
la eternidad de hierro del olvido,
el agua oscura de tu sexo
tibio y sedoso.
Precioso
ResponderEliminarAsí nos gustaría estar a más de uno, creo que seguiríamos una terapía biótica para infectarnos más de vida..
ResponderEliminarBelleza en sus letras.
Un besote.
Anabel
infectado de ti quien no quisiera estar.,
ResponderEliminarbesitos y cuidate