viernes, 11 de septiembre de 2009

Mi voz

Mi voz recorre en vuelo los caminos
sedienta de tu alma evanescente,
te acecha agazapada en las palabras
que palpitan en sombra y en deseo.

Qué delicia tu boca apresurada
por mi letra callada, sí, qué aurora
en los versos tus ojos, que acarician
suavemente sus alas mensajeras.

Deja que luego busquen en tus labios
la grácil humedad para el regreso,
que los unja de luz tu voz, y el aire
los recubra de ausencia fugitiva.


Y a mi boca se vuelvan fatigados,
victoriosos y dulces como heridas,
y se duerman por fin, como palomas
derretidas de amor en el silencio.

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