Una lenta ambición por los brazos te trepa
humo de las caricias negras y sedosas
para asfixiar tu aliento en ahogos obstinados
perezosos jadeos de los oscuros besos.
Por tu espalda se extiende la labor tenebrosa
de las manos que excavan el placer subterráneo
y al descuido te roban las letárgicas sombras
de tu piel abrumada de tesoros lascivos.
Y despiertas de sueños abismados en aguas
silenciosas y tenues como garzas heridas...
Para tender los vuelos de los labios alados
y beber el asombro de la luz extraída.
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