miércoles, 4 de marzo de 2009

Carpe diem

Sobre ti impondrá el tiempo manos negras,
silencio lacio y seco, ruina ausente,
sobre la latitud de tu sonrisa
una bruma de nada derramada.

Y es por la escala secreta de la muerte
por donde trepan pasos fríos
a la cima auroral de tu semblante.


Deja que aliente viva en las palabras
la mano de mi amor presente y cálido,
el eco de crepúsculos perdidos,
la voz que asciende
laboriosa al cenit de tu deseo.

Deja el sabor a espada altiva
de tu cuerpo prendido entre mis labios.
Pon en mi boca ahora
todo el hierro mortal, dulce y helado,
toda la luz voraz que ha de matarme.

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