sábado, 30 de enero de 2010

Siempre tu olor

Siempre el olor tan dulce de tu cuerpo,
siempre tu suavidad,
tu piel, tu luz, el aire ahogado
entre tus manos y las mías.
Hasta el instante limpio del placer, 
la aurora misma
de tanta inmensidad como el deseo
tejía de palabras, ya calladas.


No te olvido, mi amor. Sube tu imagen
como una flor paciente que devora
en la quietud flagrante de sus pétalos
toda la oscuridad desnuda.


Sabes que hasta mi cuerpo te requiero,
hasta mis manos de nuevo,
de nuevo hasta mis labios.
Y qué densa espuma me visita,
soledades de miel,
viento en la copa
húmeda de recuerdo y sed de ti.

1 comentario:

  1. Olvidar... eso nunca. Ni aún queriendo.

    Parece que andas desaparecido. Espero que vaya bien y poder seguir leyéndote.

    :)

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