jueves, 12 de junio de 2008

Tan por dentro te duermes



Tan por dentro te duermes de tus ojos,
tan sin hilo es tu sueño un laberinto,
que por fuera de ti no hay sino espera,
extravío, orfandad, vil cautiverio.

Sangre que deshabita los latidos,
boca que bebe solo aliento mudo,
manos que como espejos se detienen
en la quietud ausente de un reflejo.

Qué me queda de tiempo descarnado
que no sea temblor desvanecido,
ansia de espada y sombra, y de despojo.

Una espuma tan frágil de deseo,
un cortejo de nieve y de agonía,
una efigie de viento olvidadizo.



















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