¿Sabes que por los labios es tu ausencia
laguna de silencio y de reflejo,
que me sabes a espada y a hondo espejo,
a sequedad de luz y de presencia?
¿Notas que ronda a veces mi querencia
por tus alrededores y que dejo
una zumbido de noche y un cortejo
de aguijones, de vuelo y de apetencia?
¡Qué negra sed de ti pone en mi boca
este enjambre de mieles abatidas,
este oscuro sabor de recordarte!
Y me brota el deseo y me convoca
¡qué dulzura de abejas malheridas,
primavera, memoria de besarte!
Yo recuerdo con nitidez la miel de esos labios que nunca llegué a besar. Tu poema me llega muy adentro. Me encanta. Gracias.
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Leo, otra vez, (y ya van unas cuantas) tu comentario. Y no sé qué responder. Tal vez mejor nada más que gracias.
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