Toda la inmensidad, todo el espacio
parece que se cobijen en tus párpados
cuando cierras los ojos dulcemente
y anocheces de amor y sueño. Llenas
de sabor y de espejo los recuerdos,
y parece que despoblada me requieras,
y no dejas que vuelen las palabras
por la brisa que nace de tu boca.
Dame solo un momento, ven despacio
de este lado del tiempo y del silencio,
a la orilla escondida y la vigilia,
a la llama incesante de decirte.
Ya volverás después hasta la fuente
de rumores letárgicos y oscuros,
con la memoria ardiente de mis ojos,
con los versos prendidos de tus labios.
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