martes, 6 de marzo de 2007

Princesita


Los minutos reposan, princesita, en tus manos

esculpidas por dioses que te sueñan despiertos.

Con tus ojos cincelas mi agonía y sus pasos,

con la cruz de tu amor en que sufro y me muero.


Me muero y resucito como un dios incendiado,

como un Eros de sombras que reluce y de nuevo

en tus párpados vierte el amor obstinado

y atraviesa con dardos, tan dorados, tu pecho...


Y si luego en tu boca, princesita, te beso,

con mi boca exaltada, nuestros ojos sellados,

duermo y muero de amores como un loco confeso.


Como un mártir de luces, en ti crucificado;

En ti, de vinos dulces y vinagres sediento...

Y te entrego mi alma, consumada, en silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario