Hacia la eternidad fluye tu cuerpo,
como barca de nieve, dulce y lenta.
Para la eternidad te palpo viva
con las manos heladas del recuerdo.
Desde la eternidad busca mi boca
beber las nubes llenas de tus labios.
Bajo la eternidad mi sombra acecha
el curso luminoso de tus ojos.
Contra la eternidad tiendo palabras,
arcos de soledad sonora y vuelo.
Ante la eternidad se alza el cadalso,
la inmortal agonía de adorarte...
Hasta la eternidad tendrá que amarte
la luz deshabitada de estos versos.
No sabes como envidio esa forma te tienes de expresar lo que siente, lo que sueñas, todo lo que imaginas.
ResponderEliminarSon preciosos tus poemas, gracias por publicarlos.