viernes, 29 de agosto de 2008

Amor y muerte



Ah, tu cuerpo, tiniebla de brumosa caricia,
luz de sorbos ocultos, de oscuridad suave,
qué sin cuidado tejo de memorias de espuma
redes de viento ocre para vestir tu sueño.

Y cómo nuevamente en la copa colmada
de tu boca el silencio me ofreces largamente,
porque invocas mis labios y te bebo la vida
inundando la espera, el deseo, la muerte.

Ellos en el refugio de tus ojos cerrados,
de tu voz apagada como una llama ciega,
tenuemente habitaban, de tus manos dormidas.

Ahora combaten dentro de mis ojos que queman,
de mis manos que ansían, de mi boca que busca
toda la muerte viva de besarte y besarte.


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