domingo, 31 de agosto de 2008

Quise besarte...

Quise besarte en el aire

con llama de viento largo,

pero tus labios huían,

sombras de rumor callado.



Volaban como palomas

de negras alas y el rastro

de su perfume extendía

señuelos de seda y llanto.



Cómo posabas entonces

sobre el cielo derramado

por mi voz tus ojos vivos

levemente aleteando.



Y sin embargo, el silencio

de tus labios sin embargo,

va tiñendo de amapolas

negras mi dolor ajado.

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