miércoles, 20 de agosto de 2008

Nocturno



Tú sientes el espacio como un segmento frío,
la longitud ausente de memorias que tiemblan:
tus labios, dibujados en sudarios de niebla,
tus manos, como aves naufragadas y yertas.

Yo me bebo los días como licor de tierra,
y el oleaje ajado de océanos resecos
golpea en mi recuerdo latigazos de sombra
y esparce por mis ojos su arenosa marea.

Ya de noche despiertas por los sueños oscuros
y la humedad que extienden tus labios en mi boca
me inunda en su musgo de sed y espuma y fruto.

Desarboladamente navego por tu cuerpo,
a la deriva extiendo mis labios anegados
hasta el confín salvaje de tu sexo profundo.



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