jueves, 3 de mayo de 2007

IMPOSIBLE NO AMARTE


Sabotaje es amarte que detona
la callada paciencia acostumbrada.

Requisar al reloj tejemanejes,
su gotera de instantes laboriosos...

Maquinar es quererte la emboscada,
latrocinio, despojo, y es latido.

Inexorablemente: hurto y beso,
evocación, plegaria. Y albedrío,
que libremente se emborracha
de destellos negruzcos y arreboles.

No hay cadalso en que expire,
fosa común en que blanqueen
sus huesos vorazmente criminales.
Cabalga entre las tumbas y espolea
la aquietada y mortal geometría.

No hay descanso ni paz; ni luto
que amortaje el abrazo y tu sonrisa,
que sepulte tu lengua y tu saliva,
el proscrito manjar que da tu boca.


No termina el amor con un edicto.
Se echa al monte y escapa, reincidente,
para asaltar tus ojos con mis versos
bandoleros, mentidos, fugitivos.


Amarte es, así pues, robarte el alma,
tu espaciosa y frutal algarabía,
sin captura posible ni sentencia.

Ah, cautiva y rehén, mi propia alma,
carne, hueso, suspiro, idolatría,
herejía, inocencia, culpa y sangre:
Me entrego por tu amor, reo de muerte.


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