Bajaré a los infiernos derretidos
de fuegos crepitantes y traidores;
beberé de la lava incandescente
que hierve y quiebra piedras sepulcrales.
Pasaré por los fuertes y fronteras,
donde el pecado grita su agonía,
eternamente inmerso en amarguras,
en temor y temblor multiplicado.
Y encontraré la sombra que me amaba
cuando poblaba el alma su belleza,
cuando gemía el viento enamorado
al tañer sus cabellos como arpas...
Y besaré tus labios hasta el fondo,
hasta el hondo final de los recuerdos.
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