Si tu mano se asoma
de mi mano sedienta en mi memoria
como guitarra, viuda de su llanto,
descasada de música y de sombra,
Si tu boca se llena
de humedades, de mentas y de aroma,
y recuerda mi boca
como cueva de amores misteriosos,
Si tu cuerpo cimbrea
en el sueño de lazos sudorosos,
y apetece mi cuerpo y el gemido
que ilumina la cumbre amanecida,
Ha de brotar del aire una agonía
un tañido de bronces luminosos,
un cristal que se quiebra y transfigura.
Y palomas de vuelos recamados
han de bordar tu alma de recuerdos,
con palabras de aguja laboriosa.
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