lunes, 21 de abril de 2008

Salamina

Sabes que aquí se oyeron

las cuadernas crujir mientras viraban

deseosos de gloria

los trirremes guerreros. Atenea,

la libertad de Grecia, las antiguas tumbas,

los templos destruidos, la venganza,

la sangre que mezclaba

rojiza espuma

a las fervientes olas del divino Egeo.

Tales fueron, adivinas,

los gritos de combate.

No es fácil, sin embargo,

que percibas sus ecos jactanciosos.

Hoy motores arrastran

panzudas sombras de mercantes,

estruendos de sirenas

que mugen como espectros infernales.

Y no es sangre entregada, solo grasa

cuanto exudan titanes oxidados

infestando las aguas

con sus oscuros vómitos temblones.

Eran hombres tan solo que morían,

músculos rotos, heridas devastadas,

cadáveres, qué importa

que fueran vivos

súbditos o ciudadanos,

medos o helenos.

Los rugidos

metálicos y broncos

usurpan el bramido de Poseidón,

--escríbelo, a pesar de todo,

de este modo--,

en cuyas aguas duermen

los héroes de la libertad antigua,

la antigua

libertad de Grecia.





1 comentario:

  1. Hola Benjamín!!

    Que mala es la guerra... como han cambiado los tiempos... cuanto han evolucionado las tecnologías... pero las guerras siempre son igual de crueles...

    Tienes una sorpresa en mi blog, allí te espero!

    Un abrazo!

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