Solo en jugosa soledad del tiempo
que derroto en su oscura intransigencia
baño el instante en labio y en sonrisa,
en recuerdo feraz y sucesivo.
Una copa de nubes que se escancia
en la nieve del alma y su querencia
va espesando el sonido de los vinos,
espumando rojizas plenitudes.
Y se erige en la luz edificada
de tus ojos de almena el estandarte
de la hueste de estrellas empapadas
en la miel luminosa de tu boca.
Y es por ti, luz voraz, por quien asciendo
a la cumbre indomable de los lechos
rebosados de goce y hermosura.
Por quien lanzo mis ojos hacia el viento
en un cauce infinito de miradas,
de vigilias que sueñan con tu cuerpo.
Sólo en soledad podemos huir de todo, quedarnos sólo con los sueños, con los recuerdos. En muchos momentos me gusta estar sola.
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