lunes, 28 de abril de 2008

Una piedra en la boca

A veces cuaja
una piedra en la boca,
o más interiormente,
en la boca del alma,
una roca
compacta y precisa.
Esta tristeza
que tiene seriedad
de gruta honda,
pozo podrido
y abandono.
Y estalla entonces
en los ojos
un pálpito negro,
o un golpe
bronco
de agua
sucia y verdosa.
La sed de silencio
se hace oscura
y densa,
se agolpa, se ahonda
manchando los minutos
con su agonía espesa,
su flácida sonrisa
de muñeca lacia.
A veces crece
el deseo extenso
de mansedumbre
seca
de no haber nacido,
no sentir, de ser
como una piedra
o una roca
de manos mutiladas
y ojos
vaciados.

1 comentario:

  1. Muchas veces quise ser como la roca ... pero alguien una vez me dijo q el mundo no gira a mi alrededor ...

    Apapachos

    ResponderEliminar