Para la sombra escribo,
para las manos oscuras de la lluvia,
la mortaja anhelante,
deseo, pétalo,
cristal remoto,
de suave humedad adormecida.
Para el limpio crepúsculo y presente
escribo ahora,
la barca que rebosa
su sueño abandonado,
su deriva de sal, de viento enrojecido,
vaciada de rumbo y de destino.
Para tus manos beben
el silencio mis dedos en las letras
y salpican sus huellas,
perfume, azar, reloj,
espuma o nieve,
sobre la tibia espalda de los días.
Para tus ojos y tu boca,
se me entornan los labios y los párpados,
como puertas celosas de deidades,
ofrenda, sequedad,
promesa o ruego,
mandamientos de ahogo y de ceniza.
Para la muerte oculto
teoremas de besos sucesivos,
la exacta geometría
medida por mis manos:
tus pechos, frutales, llenos
como lunas,
la calidez estremecida
que tu sexo derrama entre gemidos.
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