sábado, 3 de mayo de 2008

Plomo de olvido

Conduces mis manos
por la secreta escala de tus muslos.
Como una ebria marea
de espuma espesa,
tu deseo
se demora en mi boca.

Qué sed de viento oscuro
busca
la densidad fluida de las lenguas,
ángeles mortales
de niebla y cuerpo,
espadas vivas
de fuegos derramados.

Y el vino negro
de tu alma te recojo,
plomo de olvido
derretido.

Me enveneno
hasta la inquieta soledad que estalla
cuando gimes y exaltas
el placer abrupto de los cuerpos
hundidos en oleajes
de temblor y delicia desvivida.






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