lunes, 8 de septiembre de 2008

Detén la brisa

Detén la brisa, amor,
detén su espacio vivo y su amargura,
su caricia arrasada,
su memoria,
su desgastada fuerza y su susurro.

Detén la voz, la suave voz que me rodea,
como una vestidura, y desfallece,
se disuelve en el aire
y se apaga
fértilmente acallada, febrilmente.


Detén el curso, la marea, el movimiento,
detén la vida misma, o bien la muerte
deseada,
que nada quede ya, solo palabras
escritas en los labios,
en las bocas,
en los surcos de amor deshabitado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario