sábado, 13 de septiembre de 2008

Por qué, dime

Desbastar el silencio y encontrar
solamente 
un espacio de huella, un molde
áspero de esperanza. 
 
Tal vez no sea ya mi vida
otra cosa que agenda, calendario,
sucesión de minutos, de presentes
prefijados y secos. Por qué entonces.

Por qué motivo tu recuerdo,
tu cuerpo claro, tu boca y tu deseo
de alcanzar el placer me asfixia ahora,
y de noche me inunda
por dentro de los ojos y los sueños.
 
Si es ya solo de sal la carne inmóvil,
si no siento tus manos
enredadas
en las mías tan terca y vorazmente.

Por qué vuelves, persistes,
y te bebes el tiempo demacrado
que desvivo de ausencia. Por qué, dime,
en este Hades
me esquivas y desvías
tu mirada callada, tu boca ciega,
que me embriaga
de besos arruinados y vacíos.


2 comentarios:

  1. Es precioso. ¿Tuyo, todo tuyo? Felicidades en ese caso, tienes mucho talento. Y muchos sentimientos, supongo. Un abrazo

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  2. Gracias. Duele escribir, a veces, y esta es una de esas veces. Reconforta encontrar comentarios como el tuyo. Y sí, todo lo que puedes leer en esta página es mío. Puede que demasiado propio.

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