sábado, 10 de enero de 2009

Altar

Sobre tus ojos,
qué calor puedo construir, qué altar, 
incendio
erizado de voces y de oros,
de columnas en espiral delirio ausente.
Bajo tus ojos,
vive la flor oscura, sed de fuego,
delicia curva, humilde, fresca.
Dentro de mí,
la sombra y espesura de quererte,
el espacio y cristal de las palabras,
de su sonido claro,
su reflejo
infinito.
Sabes que me despiertas en las venas
caballos de aurorales desmesuras,
azahares y menta, 
que en mi boca
pones, como la luna, una marea,
memoria de tus labios,
que crece a bocanadas y devuelve
náufragos los besos,
las miradas,
como espejos que estallan
en luz de adoración multiplicada.

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