domingo, 18 de febrero de 2007

Para la bella niña, ahora durmiente

Es bello este instante: en él, las palabras
se hilvanan, sigilosas, en tus ojos
y bordan en tu alma puntadas perdidas,
huecos, silencios, deshilachados y raídos.

Se desteje mi vida, ¡y tejes tu sonrisa!
Penélope nocturna, mi soledad te busca.
¡Penélope diurna, me cosen tus miradas!

No cierres los ojos:
con agujas oscuras,
me zurces, leyendo,
los retales del alma.

Un brocado de menta tu boca lanzadera...
Remiendas, costurera, mi desdicha,
princesa del dedal... ¡mi laboriosa hada!


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