viernes, 27 de julio de 2007

Visión



Volverás al capricho huracanado

de los labios abiertos como heridas

y la espada de carne que se adentra

en la boca empapada. Enlazaremos



con las manos las ansias y dulzuras

que se encrespan nerviosas cuando el beso

cicatriza la sed abrupta: duerme
la densidad del tiempo solitario.



Solo la luz nos ciega, cuando exaltan

los cuerpos su tensión almibarada.

Cuando estalla la vida reunida.



Y serán los recuerdos agua fresca

devorando los ojos la presencia

del amor y la carne en el abrazo.

jueves, 26 de julio de 2007

Princesa del lago

El espejo durmiente
del lago nos devuelve al territorio
flexible y silencioso
de los sueños que fluyen como aceite.

Y los ojos se llenan
de imágenes, recuerdos, de paciente
contemplación del tiempo
que bosteza sin fin sobre las aguas.

La superficie imita
tu piel, la seda de tu cuerpo vivo,
los labios donde brota
el beso que desborda y que emborracha.

Y es zambullirse
lo que anhela mi cuerpo por hallarte
como un hada marchita
que renace empapada entre mis brazos.

domingo, 22 de julio de 2007

Alas


Hay alas que susurran sus vuelos, como aguas

que levemente fluyen de tersos manantiales,

y expanden su quietud tensa y majestuosa

abrazándose al viento invisible y suntuoso.


En las almas nos brotan, como llantos de plumas,

cuando el beso zambulle su humedad silenciosa:

navegamos los cielos y en un mar de salivas

acometen las lenguas sus dulces abordajes.


Luego el sol nos inunda en resplandores de fuego

que derriten el sueño de los ojos velados,

y caemos al suelo sonrientes como ángeles

que han gozado en la carne luminosos naufragios.


Y nos hierven los labios como flores que rezan

la amorosa plegaria que zozobra en el aire:

tal un barco agitado que en las olas dibuja

letras blancas de espuma leídas por los dioses.

jueves, 19 de julio de 2007

Tus ojos


En los lagos, princesa,
de tus ojos se duermen
derramados los hielos
derretidas las nieves.
Porque en ti desembocan,
encantados torrentes,
primaveras de aguas,
hechizadas que vienen
a alcanzar el reposo
tan profundo y silente
que en las cumbres no habita
y en tus ojos se cierne.
Y me miras, mi esposa,
como luz que amanece,
como sueño que llora
risas blancas y vierte
su espaciosa delicia
de cristal que se extiende
como olor de sonrisas,
como besos de aceite.
Y es espejo de mi alma
tu mirada, que tiene
resplandores de nuncas,
y reflejos de siempres.
Me emborrachas de sombras
luminosas y prendes
mis miradas cautivas
en tus doradas redes.
¡Ay, araña suave,
mentirosa y aleve,
que me atrapas el alma,
que la vida me tejes!
Y buceo en tus ojos
y me ahogo y me mueres
como hielo engañado,
como esposo de nieve.

domingo, 15 de julio de 2007

Primer beso




La plenitud del beso,

la desbordada pugna de las bocas.

Las manos que transitan,

infatigablemente,

los espacios tangibles del deseo.


Las palabras que esperan

derramar su veneno en el oído.

Las lenguas que deslizan,

como peces furiosos,

cuerpos húmedos, presos en la lucha.


Y el aire que rebosa

hirviendo el pecho en fuegos de ansiedades.

Los ojos que devoran

los ojos contemplados

y dilatan sus luces embriagadas.


Y por fin los silencios

que rompen en tequieros expirados,

de amores habitados,

de dulces agonías,

de risa y de promesa, enloquecidas.



Después

Después de tantos sones de guitarra,

de tantas noches demorándote

en los labios de Scherezade,

no puedes retrasar ya la partida. Has de ponerte

en pie, como un triste soldado

que apresta su fusil y asalta,

sin convicción, mas valerosamente,

las lejanas trincheras enemigas:

y siente las ansias de la muerte

en la reseca boca sepultadas.


Has de mirar el gesto amargo

de los fantasmas amigables

que ni siquiera

arrastran ya sonoramente las cadenas.

Y alcanzar algunos frutos

que en las ramas esperan tu descuido,

tu indulgente mirada desviada.

Destemplar el silencio

silbando, casi inaudiblemente,

las canciones

que marcaron recuerdos olvidados,

incapaces ahora de invadirte

con el violento oleaje del deseo.


Llegar, quizá te lo preguntes,

no es absolutamente inevitable.

El sendero, en cambio, sirve

para seguir bebiendo,

con la sed trabajada del camino,

los tragos codiciosos de la vida,

su delicioso vino de desdicha.


Y un día, sencillamente,

te acostarás en el lecho de la muerte

con un cansancio noble y enigmático,

entre rasgueos de guitarras.

Tal vez con los ojos y la boca

algo entreabiertos,

por retener, quién sabe con certeza,

algún vestigio de luz,

alguna sonrisa amante entre los labios.

viernes, 13 de julio de 2007

Para besarte de nuevo

Tiene tu voz un viento que expande los aromas,
que siembra las esencias de limpias madrugadas,
y llega hasta mi boca como las olas giran,
como las olas, blancas, de espumas coronadas.

Llevan tus ojos puros silencios de algas tristes,
desmadejadas formas de brumas apagadas,
de danzas dibujadas por pasos nebulosos
y velas que ya extinguen su luz adormilada.

Es tu sonrisa un viaje de estrellas centelleantes,
de juncos que cimbrean su canción obstinada.
Ríes y las auroras futuras se tropiezan
y caen hasta mis manos, como aves derribadas.

Deja que el aire sue
ñe los llantos despojados,
los botones caídos de ropas desusadas.
Y deja que te abracen los recuerdos jugosos,
que te bese sin tiento en tu boca olvidada.

jueves, 12 de julio de 2007

Amor -de ola atormentada


Tiene cansado el mar su eterno brazo
de sales húmedas desconsoladas.
Sigiloso se enreda en tu regazo
y despierta tus risas incendiadas.


Ya te abraza y rodea con el lazo
de sus giros de lágrimas aladas,
mas escapas sinuosa de su abrazo
y él estalla en espumas derribadas.


Siento afanes de océanos hambrientos
de apresarte en cadenas rebosantes
de salivas y lenguas sempiternas.


Trenzo lazos de fuegos y galernas
y tormentas de besos calcinantes...
mas los mata tu fuga en mil lamentos.

martes, 10 de julio de 2007

Día y noche


En mis párpados, hada,

cuando duermo, me tejes

bellas sombras de espejo,

que tus ojos reflejen.


No abriría los ojos

nunca más, por tenerte

en tan bella mortaja

de silencio y de nieve.


Porque el sueño descansa,

hermano de la muerte,

en ropajes de engaño

delicados y leves.


Mas el sol envidioso,

cuando al fin amanece,

difumina tu imagen,

tu mirada celeste.


Me resbala una lágrima

como fuego impaciente,

que tu risa de hielo

distinguir me parece.


Y es la noche mi día

cuando sueño tenerte;

y es el día mi noche,

porque vuelvo a perderte.


miércoles, 4 de julio de 2007

Abrazo y promesas

Hay brazos que se enlazan

con tal amor a nuestro cuello,

y ojos que nos ríen

tan plenamente, como astros,

que apenas puedes ya vivir cuando se ponen

más abajo del mar adormecido,

cuando deshacen

su abrazo de promesas infinitas.

Mas es preciso renombrar las cosas,

fundar de nuevo paraísos con palabras

que desatan

el hechizo encerrado en la redoma,

en los ojos abiertos como estrellas.

Y esperar, desear que los cuerpos enredados

nunca rompan su atada melodía,

su ambiciosa querencia de estrecharse

en el beso jugoso de las bocas.

martes, 3 de julio de 2007

Para una Maga, mercader de salivas y memorias

Beso en tu boca enloquecida
mi propio corazón envuelto en llamas,
en la boca que sueño y te dibujo
sobre el recuerdo exacto de tus labios,
donde palpita incandescente
la melodía insomne de mi alma.